lunes, 21 de marzo de 2011

ALBERTO VAZQUEZ-FIGUEROA











El pasado 18 de marzo, nos trasladamos hasta la Biblioteca Municipal de Moya donde disfrutamos con el escritor tinerfeño Alberto Vázquez-Figueroa el cual mantuvo un encuentro con estudiantes. El popular novelista canario que participó en este encuentro organizado en el marco del Plan de Fomento de la Lectura Leer es Vital, que impulsa la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo grancanario, ha publicado más de cuarenta libros de los cuales nueve han sido adaptados al cine, y ha vendido más de 25 millones de ejemplares.

Su último libro presentado, "El mar en llamas", es una obra innovadora y llamada a hacer historia. Primeramente por su argumento, que descubre, por medio de un suspense emocionante, el peligro que significa para las próximas generaciones el hecho de que se esté perforando para extraer petróleo a diez mil metros bajo el mar y bajo el fondo marino.

Y en segundo lugar porque tras quinientos años de publicar libros, el autor se ha dado cuenta, tal como muestra uno de los personajes de la novela, de que se pueden imprimir de una manera más simple, más cómoda, más eficiente y menos cara, ahorrando la tercera parte de papel y peso sin tener que reducir el tipo de letra. Ello favorecerá el que se tengan que talar la tercera parte de los árboles que se destinan a producir ese papel, lo que repercutirá de forma muy favorable en la preservación de los bosques del mundo.

Confiesa el escritor que de niño le apasionaban los libros de aventuras escritos por Stevenson, London o Julio Verne. Figueroa confiesa que no le gusta saber lo que va a pasar cuando está escribiendo una novela. “Lo divertido es que los personajes, ellos mismos, vayan desarrollándose. Si cuando empiezas a escribir sabes qué es lo que va a ocurrir, otros pueden saberlo también, y serían previsibles. Para que un libro guste, tiene que sorprender, y para sorprender al lector, el primero que se tiene que sorprender es el escritor”, explica. “Cuando un libro tardo en escribirlo más de un mes, o mes y medio, me aburre, me cansa mucho. El que menos tardé en escribirlo fue El perro que lo escribí en un fin de semana, y Tuareg, por ejemplo, en 20 días. Más no puedo tardar, me fastidia a mí mismo. O escribo mucho, y estoy continuamente escribiendo, o no escribo.”, añadió.


Por último, decir que esta última obra del genial escritor la tenemos en nuestra Biblioteca dedicada a nuestros lectores por el autor.

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